SOLO LOST AT SEA

A principios del año 2007 se hizo una de las aventuras más increíbles en el mundo del kayak: el intento de cruzar el mar de Tasmania entre esta isla al sur de Australia y Nueva Zelanda. Una travesía de 1600 km en uno de los océanos más peligrosos y extremos. El protagonista fue Andrew McAuley que se planteó el desafío en un modo lowcost, y empleando un kayak casi de serie. Por desgracia, después de superar situaciones extremas, tuvo un percance cuando ya veía la costa, y desapareció. Hoy en día existen algunas dudas sobre lo que realmente ocurrió, aunque varios libros, y especialmente el documental Solo: Lost at sea han convertido esta ruta en verdadera leyenda.

travesia de andrew McAuley

QUIEN ERA ANDREW MCAULEY

Andrew era un australiano aventurero que había realizado importantes conquistas en el montañismo. Comenzó a navegar en kayak a finales de los años 90 y pronto se dedicó a hacer travesías extremas, en las cuales debía permanecer horas  días en su kayak. Ello le llevó a conseguir el reconocimiento de Premio Aventurero del Año 2005 por la Australian Geographic Society. Era consultor, estaba casado y tenia un hijo de 3 años, pero aun así le encantaban los desafíos extremos.

EL KAYAK

El kayak original se encuentra en el Australian National Maritime Museum. Es un kayak de fibra de la marca Mirage, especialmente reforzado para soportar condiciones extremas. Tras un intento en diciembre de 2006, que abortó por la imposibilidad de soportar el frío le realizó unas cuantas modificaciones. La más importante fue una cubierta de fibra que se colocaba sobre la bañera y se cerraba de forma estanca. De esa forma permitía a Andrew un pequeño refugio para dormir y no pasar frío. Incluso de forma apretada podía estar sentado. Además servía para que en caso de vuelco, el kayak girase para volver a su posición vertical. Con una cara sonriente la cubierta se llamaba «Casper».

kayak con cubierta casper

imagen de Australian National Maritime Museum

Cuando no se usaba esa tapa basculaba hacia la cubierta trasera. El problema es que Casper era como un cazo gigante, con lo que en caso de vuelco, se llenaba de agua y dificultaba poner el kayak vertical de nuevo. Pensemos que además la bañera era enorme para que Andrew pudiese acostarse dentro. En los vídeos que se recuperaron, Andrew comentaba el miedo y riesgo que notó en los pocos vuelcos que tuvo.

Basado en el casco de un kayak doble, media 6,4 m de eslora y unos 62 cm de manga el palista podía acostarse dentro, pero la sensación debía de ser como estar dentro de un ataud. Hay que pensar que sufrió varias tormentas terribles que le obligaron a estar horas encerrados, sin posibilidad de leer, o hacerse unas pajillas. El kayak llevaba una vela, un estabilizador hinchable en la cubierta delantera, una bomba de achique manual, una desaladora, un EPIRB, y una radio-baliza, y un gps. El tema es que para acceder al contenido del tambucho delantero, tenía que tirarse al agua. Muy peligroso cuando hablamos de aguas movidas y frías.

kayak de andrew McAuley

imagen de Australian National Maritime Museum

En el mamparo trasero de la bañera tenia una escotilla estanca que le permitía acceder al contenido del tambucho trasero, y con unas cuerdas meter y sacar cosas. El kayak se gobernaba con timón, y si te fijas está al final, integrado a la popa, con una quilla muy marcada. Todo en aras de tener un kayak que mantuviese muy bien el rumbo. El interior de la bañera estaba ocupado por los pedales, una pala de repuesto, y diversas bolsas con equipo. En la cubierta también llevaba bastantes accesorios. En todo caso muy poco espacio, y muy espartano.

LA TRAVESÍA

En el documental es estremecedor el momento de la partida del primer intento. A pocos metros de la orilla Andrew se derrumba y llora desconsoladamente al dejar atrás a su mujer e hijo en la playa «adiós Papi». Cada día mediante el teléfono por satélite iba comunicando su posición. Pero pronto se introdujo en un espacio en el cual no era posible el rescate por helicópteros. Con los vídeos recuperados del kayak rescatado se pudo hacer el documental y conocer un poco más las sensaciones de Andrew.

como se metia andrew en el kayak

Las condiciones tan duras de viento, frío y olas, unidas a las limitadas posibilidades de vida a bordo hicieron mella en Andrew. Todo ello se nota en los vídeos rollo selfie que se hizo. Para evitar la deriva cuando el viento no dejaba palear y dormir por la noche, utilizaba un ancla de capa. Pero lo peor estaba por llegar, cuando llevaba 2/3 de la travesía se encontró un temporal de fuerza 10, con olas de más de 10-12 metros. Durante unas horas se dio por desaparecido. Logró superarlo gracias a Casper y la estructura reforzada del Mirage. Sin embargo un brazo de Casper se rompió.

UN CÚMULO DE VICISITUDES

El jueves 8 de febrero, con solo 120 kilómetros por recorrer, envió un mensaje de texto triunfante a su esposa, Vicki, y a su hijo de 3 años, Finlay, que ya estaban esperando en Nueva Zelanda: “Nos vemos ¡Las 9 am del domingo!. Hasta Paul Caffyn el famoso kayakista neozelandés iba a estar para recibirlo.

A las 7 pm del viernes 9 de febrero, la Guardia Costera de Nueva Zelanda recibió una llamada de radio revuelta e ininteligible.» This is Kayak1 … I have an emergency situation. My kayak … about 30 hours from Milford Sound … I need a rescue … I need a rescue…my kayak is sinking«. El mensaje era difícil de entender, y Andrew no utilizó la fórmula «mayday». Nadie sabía quien era Kayak1 y se llegó a sospechar que era una llamada falsa.

kayak-volcado andrew mcauley

Para el sábado por la mañana se aclararon algunas palabras del mensaje, y empezó una búsqueda a gran escala. Los aviones peinaron 25.000 kilómetros cuadrados de océano. El sábado por la noche, el Centro de Coordinación de Rescate de Nueva Zelanda encontró el kayak volcado de McAuley en condiciones casi perfectas a solo 54 kilómetros de la costa de Milford Sound. Solo le faltaba el Casper. El lunes se suspendió la búsqueda de Andrew que nunca apareció.

TEORÍAS SOBRE QUE PASÓ

No se sabe exactamente lo que sucedió, pero una investigación dedujo algunas cosas que pasaron. En algún momento el kayak volcó. Tras la bañera había un depósito de 10 l lleno de agua para desalar, que volvió más inestable el kayak. Si eso le unimos que Casper estaría lleno de agua, y despegado por un lado, el kayak era imposible de volver posición vertical. Cansado abrió la escotilla para coger la emisora vhf y ponerse el traje seco. Se separó demasiado del kayak y eso resultó fatal. La pala, el teléfono satélite, el GPS y el EPIRB se encontraron en el kayak.

andrew mcauley en kayak

Por qué no activó la EPIRB para haber iniciado un rescate, o por qué no se ató al kayak, son preguntas que quedarán sin respuesta. Andrew era un kayakista top y aun así cometió errores. No llevaba la EPIRB en su chaleco, sino instalada en el kayak. Tampoco llevaba una luz personal estroboscópica. Su chaleco era hinchable y apenas podía transportar nada. También es incomprensible que no utilizase el término mayday, ni que tuviese en el plan de navegación y seguridad un nombre que le identificase en llamadas por radio.

Por que actuó así nunca se sabrá. Puede que síntomas iniciales de hipotermia tuviesen la culpa. Pudo ser una exceso de confianza al ver la costa, y creer que las olas y viento ya no podían con él. 30 días en condiciones tan extremas, dentro del kayak habían hecho mella físicamente (puede que tuviese las piernas un poco atrofiadas) y en su moral. En todo caso fue muy cruel que pereciese tan cerca del final, pero entró en la historia y la épica.

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