Esta mañana no he apagado el teléfono cuando me ha despertado a las 7:00. Después de dos semanas en seco, tenia una buena motivación : la segunda concentración de kayak de Canet (Valencia) . Tiene mas apellidos, pero creo que no cabrían aquí. Me habia propuesto ir y volver remando. En cosa de un mes tengo un viaje kayakero y tengo que poner en forma los músculos en general y los callos de las manos en particular. Tenia 24 kilómetros por delante de Xilxes a Canet contando la ida la la vuelta, y era una buena piedra de toque. Nunca habia remado tanta distancia en solitario.
Me he puesto el cubre en la orilla de la playa de Xilxes, mientras veía como el tractor removía la arena, y escondía parte de la porquería. Me he echado al agua saliendo sin problemas de la rompiente. El mar estaba con mar de fondo, todavía con coletazos del pequeño temporal del día anterior. Mientras no me arrimase a la orilla, todo iría bien. Me he encontrado con Javier, y otros tres palistas que estrenaban barco. He estado charlando con ellos y luego he continuado mi camino. Por un momento me habia ilusionado con que me iban a acompañar y hacer mas ameno el recorrido. Como no ha sido así he ido controlando un poco con el gps, la velocidad que llevaba con la pala esquimal. Mantenía fácilmente los 6 Km./h pero me costaba pasar de 7 Km./h. Conclusión llevas una media ligeramente menor. El agua estaba caliente porque, con la esquimal meto mas la mano el agua al remar y me la mojo.
No es que me importe , pero agua caliente suele significar medusas. Inexplicablemente no he visto, o las dos que he divisé se debieron comer al resto porque eran gigantescas.
Llevaba muy buena marcha, pero llegando a Canet, se ha levantado un poco de viento, y un nubarrón se ha puesto encima. No sabia muy bien donde tenia que desembarcar, y creo que siempre te cansas más cuando no ves tu referencia para bajar. La cuestión es que he perdido algo de tiempo. También es verdad que llevaba dos horas navegando y casi doce kilómetros en los brazos. Al fin he visto colorines en la playa, música a todo meter, y he tenido claro por donde bajar. Aquello era la concentración o un musical de Disney.
El ambientazo era tremendo, con mucha gente y más kayaks. Definitivamente este deporte año tras año va a más. Me ha encantado la de gente joven que había. O es que a lo mejor yo ya soy viejuno, y cualquiera me parece un pimpollo. Y como no, los bañistas (que no falten) escudriñando y curioseando «mira, mira niño cuanta canoa junta …..». Como he llegado tarde, he ido a inscribirme, y a saludar a los amiguetes. He preferido quedarme en tierra, mientras salían a dar un paseo. He estado ayudando a que la gente saliese de la playa. Habían un par de olas cabron…..(dejemoslo en bordes) en la orilla que han remojado a muchos, y toda ayuda era poca para la
gente mas inexperta.
Con el sentimiento del deber cumplido y la playa ya vacía de kayaks, he ido a por mi recompensa en forma de cerveza. Al final han caído tres porque no habia forma que se me fuese el gustacho a sal de mar. Y en esas, que el grupo ha vuelto y he estado ayudando a la gente que volcaba al salir. Las olas hacían el desembarco complicado. Pese a que no tengo que ver nada que con la organización , he respirado tranquilo cuando todo el mundo estaba fuera del agua, y nadie se ha hecho daño ni lo ha pasado mal.
Ha llegado el momento de los que querían correr, pero como esa no es mi guerra, me he mezclado con la marea verde en tierra. La organización había regalado una chula camiseta de ese color. Buena música, mejor comida, y cervezas eran unos cantos de sirena imposibles de callar, pero si quería volver a una hora prudente, tenia que echarme al agua y perderme el final de la jornada.
A poco de salir de la playa me he cruzado con los de la carrera, y algunos no me han devuelto el saludo. Debe ser la velocidad que emborracha los sentidos. Se había levantado el típico viento de mediodía, y las olas las llevaba más o menos a favor. La vuelta se adivinaba divertida y movidita, por la surfeadas. Pero el viento a ido a más , y mis fuerzas a menos. Mas o menos a mitad camino el viento me tiraba mar adentro, y las olas venían opuestas a éste. Parecía como si las olas y el viento estuviesen riñendo, y a mi me pillaban por el medio sin tener culpa de nada. No recordaba haber navegado en situación parecida. Hubiera sido un buen día para haber tirado de timón, pero la brida que lo sujeta cuando lo llevo en el coche, impedía sacarlo de su sitio.
Esta vez tenia muy a la vista mi destino, pero el ritmo tan lento y las señales de cansancio, no daban buen rollo en un mar tan tontorrón. El kayak no es como la noria que cuando te mareas pides que te bajen. Estas en un «fregado», y debes continuar. En esos momentos tu mayor prioridad es no volcar y para ello hay que estar atento a las olas que te entran y zarandean. Avanzar queda en un segundo lugar y debes escribir en tu cabeza «ya llegaré». Hoy la cosa no se ha puesto negra, pero me he tenido que poner la cabeza con ese chip. El viento me llevaba mar adentro, y las fuerzas podían acabarse si no se invertían bien. Timoneando con la pala cuando me derivaba el viento, y luego poniendo popa a las olas para aprovechar su fuerza, he ido navegando en zig zag y mas o menos hacia mi destino. Y con la paciencia de la hormiguita he llegado hasta mi playa. Pensaba que el desembarco iba a ser movido en Xilxes pero todo ha acabado bien. Hoy ha sido la confirmación de lo bien que va la camiseta Helly Hansen pese a que sea de manga larga y haga sol.