Este año he acudido de nuevo a la concentración de los Dragones. Es una de las mejores de España, al menos a nivel de organización y pocos detalles hay descuidados. Suelo ser habitual en esta reunión de Oropesa (Castellón) y es genial para conocer gente nueva , y sobre todo reencontrarme con los amiguetes de siempre. Para los que no la conozcan, en ella se decoran los kayaks con cabeza y/o cola de dragón. Aunque no es obligatorio, y de hecho este año me he vuelto a quedar sin decorar el mío.
El plan del primer día va de una travesía al atardecer rumbo a la playa norte llamada Morro de Gos. Pese a lo que la gente cree no se te hace de noche en el agua, y por si alguien ve que no llega, van unos barcos de apoyo. Este año como novedad se han realizado unos interesantes talleres sobre como estibar un kayak, normas de seguridad ,reparación de barcos de fibra y alimentación en una expedición.
Y parece que han tenido mucha aceptación, de hecho muchos lo eligieron antes que meterse en el agua . Yo sin embargo opté por navegar al atardecer, por aquello de acumular con avaricia horas de navegación.
Entre risas con los amiguetes de siempre, y presentaciones con los nuevos nos hicimos al agua del náutico. Yo tenia el aliciente de «cabalgar» el barco de Antonio, un buen amigo. Un qajaq Viking que nunca habia probado. Me ha encantado este barco desde la primera palada. Puede que sea porque esta unidad en cuestión, ha recorrido mas kilómetros que la peluca de Colon. Aunque creo que en realidad me ha hechizado porque es como mi Sea Wolf, pero con bastantes de sus «defectos» mejorados. Parece que corre más, tiene la proa mas alzada, y menos volumen. Y una estabilidad secundaria buenísima, que en la medida de mis cortas habilidades he puesto a prueba antes de desembarcar. Por momentos en mi cabeza rondaba el ponerle los cuernos a mi Naranjito.
Alguien ha dicho «ya se vale» y el grupo ha buscado la bocana del puerto. Cuando sales así tiene su punto porque sales del refugio plato del puerto, al mar con mayúsculas. No hay transición ni leches. es como subirse a un tren en marcha. Hoy la cosa estaba calmada, y todo ha ido rodado. Me he quedado de los últimos para saborear como navegaba el qajaq Viking. Me hubiese gustado llevar mi pala esquimal, pero todavía está convaleciente en la clínica de estética. Y a ritmo tranquilo he ido hablando de bicis con Sofia (una chica majísima) , de canalladas con Pablo , de kayaks con Hipólito y de batallitas con Pepe. Y es que se trataba de eso , de no estar callado o de tener vergüenza.
Hemos llegado casi hasta Marina d´Or y luego hemos dado la vuelta. Que corto se me ha hecho, pero nos esperaba una ducha calentita y luego la cena. Ha sido el momento de charlar y reír con la gente que habían optado por los talleres en vez de navegar. Este año se han superado con el menú, y al final la gente pedía la hora ante la cena que ha tenido prorroga y penaltis. Poco a poco la gente se ha ido retirando porque al día siguiente esperaba otra jornada de travesía a la cual no he podido acudir. A ver si en 2011 puedo probar por una vez la famosa paella de los Dragones. Rechace imitaciones 🙂