Por donde yo vivo pasa el rio Mijares muy cerca de terminar en el mar. Es un río típico mediterraneo, corto en kilometros y con un caudal muy variable durante todo el año. Desde que tengo uso de conocimiento se encuentra amansado por pantanos y azudes. Aguas arriba hay tramos que son navegables en el tipo de aguas bravas. De hecho en mi ciudad había un kayak club millars de aguas espumosas que las sucesivas prohibiciones, trabas e inacción de la CHJ, conselleria, y otra multitud de administraciones, han conseguido que eche el cierre. (CHJ=Confederacion Hidrografica del Jucar).
EL MIJARES DONDE APRENDÍ KAYAK
En este río Mijares hace ya 22 años también me inicié en la práctica del kayak de la mano de un pionero en el tema. Este era un motivo añadido para volver a navegar en este tramo del Mijares. Desde el 2010 estaba prohibido navegar por esta parte que pasa entre Vila-real y Almassora por culpa del mejillón cebra. Concretamente por encontrar ejemplares muertos hacia ya tiempo. Es por ello que cuando han levantado la prohibición en el 2015 no me lo he pensado y he sacado el permiso. Eso si, después de 10 semanas de espera y soltando 75 euracos. El permiso de navegación de la CHJ vale para un año y lo he sacado para esta zona «mejillon cebra» que son 1 kilómetro de río, un pantano pequeño y otro de bolsillo.
Puesto que la motivación era descubrir estos espacios a mis hijos y amigos, lo suyo hubiese sido matricular el Sea Wolf y el Ysak, pero como dos kayaks=150 eur me decidí a matricular solo mi kayak doble Riot Polarity. Otra de las complicaciones era un buen lugar de embarque. Este tramo del Mijares en Vila-real está delimitado por dos Azuds que embalsan el agua, y lo hacen bastante navegable para un kayak de 5 metros como el nuestro. Sin embargo urbanisticamente las orillas están muy ocupadas. Las propiedades privadas, empinadas laderas y las cañas convierten en un verdadero problema llegar honrosamente al agua. Hace unos años alguien tuvo la brillante idea de permitir ski naútico en este tramo. Esta actividad ruidosa y poco sostenible acabó, pero dejó una ladera arreglada, el sitio mas o menos limpio de maleza, y una diminuta playa para embarcar. Y encima este punto está a unos 80 metros de donde poder dejar el coche. Con este punto de embarque disponible no tuve dudas en sacar el permiso de navegación de la CHJ.
BUSCANDO DONDE EMBARCAR
Que los chavales se hagan adolescentes tiene cientos de inconvenientes, pero si algo positivo se puede sacar al desbarre de hormonas, es que tu hijo te puede ayudar a subir y bajar el kayak doble de la baca del alto Toyota Corolla Verso. Hasta que se borre de ir en kayak (con su padre) me voy a aprovechar del abanico de excursiones que se nos abren ahora que somos 100 % autónomos. Eso si coger todo el equipo , y llevar el kayak con el carrito «lo haces tú, tio». Ya en la orilla ha sido muy fácil embarcar pese a lo estrecho que es el espacio que deja la vegetación. El próximo día meto en el tambucho unas tijeras de podar para hacer un cambio de look al embarcadero. Por lo aparatoso del kayak doble me ha tocado meter los pies en el agua, y estaba fria. Pero lo que menos me ha molado es lo blandito y negro que estaba el lodo del fondo, seguro que fruto de tantos años de agua remansada y contaminantes.
Después de tanto esperar, desear y pagar, imaginarás que las primeras paladas han sido emocionantes. Más si piensas que iba con mi hijo, y le ofrecía la posibilidad de conocer este paraje tan familiar, pero desde otros prismas. Hemos ido aguas arriba, porque aguas abajo el tobogán era de hormigón y de varios metros. Desde el agua, me ha gustado que todo estaba bastante limpio, y los muchos chalets que hay pasaban bastante desapercibidos. Por el lado de Vila-real va una senda que se puede hacer a pie (muy recomendable si eres de fuera), y pese a que hemos visto bastante gente, nadie se ha sorprendido de vernos navegar. Hemos pasado el moli de Bisbal y el desagüe de la acequia, y un poco más adelante se nos ha acabado el rio Mijares. Y es que con la velocidad que sacamos con nuestro kayak doble, pues necesitamos más.
REMONTANDO EL MIJARES
Lejos de desaparecer el Mijares, se vuelve estrecho y lleno de vida. Y aquí encontramos dos tesoros para mi hijo: balones de futbol «de los buenos» a ojos del chaval. Como Noe, los rescatamos de las cañas y los apadrinamos. El río por esta época llevaba algo de corriente tras las intensas lluvias de marzo, y pese a que estaba bastante limpio, pues alguna rama cruzaba el cauce. No era peligroso pero había que tener cuidado, máxime si vas con un kayak tan grande y con un chaval. Yo disfrutaba del canto de los pájaros y el poder conocer de nuevo, este paisaje tan familiar desde tierra, pero arrinconado en mi cerebro desde el agua. Por dos veces nos planteamos dar la vuelta, y por dos veces nos aventuramos a continuar contra corriente.
Hasta que llegamos a un punto que las señales eran muy claras. El rio se estrechaba casi en dos metros, y unas rocas aumentaban la corriente. Puede que pudiésemos haber pasado, no tengo tan claro si pudiésemos haber girado más allá. Los ríos cambian por la acción o la omisión del hombre, y tienen estos cambios bruscos. Mirando el track en casa hicimos lo correcto porque detrás había un salto de agua que no podíamos ver.
A la vuelta la corriente nos ha llevado unos metros, con lo que yo he aprovechado para hacer fotos. También me he fijado que la vegetación es bastante variada respecto las cañas que tenia en mente. Cuando el río se ha abierto de nuevo en su máxima anchura, nos ha dado de lleno el típico viento que entra al medio día desde el Mediterráneo. Poco antes de llegar hasta nuestro punto de partida, se ha mostrado como en un decorado el puente de Santa Quiteria. Era gracioso ver como el azud formaba una línea de agua tan perfecta, y daba cierta desproporción al puente. El desembarco ha resultado muy bien, y solo queda repetir esta pequeña pero intensa ruta por el Mijares, con amigos o invitados. Esta travesía me ha demostrado lo bonito que es descubrir tu entorno desde el agua.