Cuando empecé a hacer kayak, hubo una aventura que corrió como la pólvora entre los kayakistas. La travesía en solitario de Xavier Kirchner entre Barcelona y Menorca, en junio de 2003. Una ruta de unas 130 millas (200 km) hecha en completa autonomía, sin ningún tipo de soporte. Durante algunos años, el artículo escrito (muy bien por cierto) por el propio Xavier, vivió en algunos blogs de kayak de mar. Ahora ya no. Por eso quiero comentar su hazaña y difundir su propio relato. Es mi granito de arena, para que no se pierda un poco en el olvido, y darle difusión.
Xavier es un ingeniero afincado en Barcelona que rondaba en aquel momento los 40 años. La preparación para el viaje fue seria, e incluyó un cambio de estilo de vida, cambiando su trabajo por el de taxista. Planificó el desafío con serenidad y cierta confianza. Otro detalle que hoy nos resultaría raro era la discreción y privacidad de la aventura. Sin luces, ni cámaras ni medios de comunicación.
EQUIPO
Xavier planteó su reto con un kayak plegable de la marca Naturaid. Este tipo de kayak ofrecía dos características muy importantes. Por una parte la importante manga que permitía mucha estabilidad. Eso además de ser una ventaja en mar abierto, le daba al aventurero la posibilidad de lanzarse al agua para nadar o hacer pis, y volver a subir sin problemas.
Otra característica es el interior diáfano, sin tabiques, y la amplísima bañera. Esta configuración le permitía llevar cantidad suficiente de equipo, agua y comida. Había que ser generoso y cargó su kayak con suministros para diez días, contando la posibilidad de algún percance o retraso en el viaje. La estabilidad y amplitud interior también le permitían dormir dentro, colocando unas espumas en el fondo del kayak, y cerrando casi del todo el cubrebañeras.
ANCLA DE CAPA
Una de las inquietudes del aventurero era la deriva (desviarse demasiado de su ruta), por culpa del viento, en caso de temporal, o cuando no palease de noche. Para ello utilizó un tipo de ancla de capa que hoy en día es bastante popular en el mundo del kayak, pero que en aquel entonces no lo era. Por eso el propio Xavier la tuvo que diseñar buscando lo que necesitaba. Para que me entiendas el ancla de capa es como un enorme paracaidas (en el caso de Xavier el diámetro era de 2 metros), que se sujeta con un cabo de un largo determinado al kayak. Para hacerla más efectiva es necesario hundirla un poco y para ello era necesario un lastre.
ROPA
Este era otro tema clave, para evitar el frio y la humedad de la noche. Y soportar la insolación y el calor del día. Tras varias pruebas Xavier encontró la combinación de prendas buscando abrigarse por capas. Una primera capa de lycra, combinada con una capa media de forro polar, y fuera GoreTex.
Para el día, un gorro Tilley de ala ancha, y muy importante (por experiencia) unas gafas muy envolventes para proteger la vista del sol, pero sobre todo del salitre. Paleando con viento, los rociones te van a la cara y si no tienes posibilidad de lavarte con agua dulce, las irritaciones pueden ser importantes.
VISIBILIDAD
El ser visto en una ruta por donde el tráfico no es despreciable era importante. Como el propio Xavier comenta en el vídeo, el ser embestido por un barco es muy difícil. Pero ser sorprendido por la ola que genera, puede ser motivo de vuelco, que en un kayak desmontable tan cargado es crítico. Para ser visto monto un mástil trasero con un deflector de radar y luces para marcar su posición en la oscuridad de la noche.
NAVEGACIÓN Y SEGURIDAD
Para saber su ubicación y el rumbo usó un gps de mano. Dada la importancia de este instrumento llevaba uno de recambio, y pilas de sobra almacenadas en bolsas al vacío. Un teléfono, de los de antes, los de teclas fue su complemento de comunicación, aunque como cuenta, pronto se quedó sin cobertura. Por la cabezonería de un amigo también llevaba una emisora personal de VHF, que le vino genial para sus encuentros con otras embarcaciones. Bengalas (caducadas) y una pala de recambio fueron el resto de su equipo de seguridad. También montó una pequeña vela.
4 DIAS, 4 NOCHES Y 4 HORAS
Ese es el tiempo que empleó Xavier para su desafío. Él lo cuenta mejor, pero el viaje fue placentero y emocionante. Especialmente «divertido» fue el encuentro con el Fortuny en plena noche. El ferry lo había detectado en el radar y pensando que era alguien en problemas se arrimó para su rescate. La situación debió ser pintoresca para ambas partes.
Yo que casi siempre navego con la costa como referencia, me resulta muy interesante su disciplina para navegar en mar abierto. Y ello pasaba por ir haciendo esfuerzos de milla en milla, con descansos puntuales
El plan de Xavier era llegar hasta Fornells al abrigo de su bahía, pero un viento intenso del Noroeste le hizo cambiar de punto de desembarco. El lugar fue Cala Blanes al noroeste de Ciutadella. Llegó como partió, desde la misma discreción, con el sentimiento del que no tiene que demostrar nada a nadie cuando cumple un reto.
En este croquis puedes ver el recorrido de cada día y como llegando a Menorca el viento le obligó a cambiar el rumbo del recorrido planificado.
Solo me queda agradecer personalmente el permiso de Xavier para compartir las imágenes y el pdf (en el link lo descargas) con su ameno relato de la hazaña. Espero que lo disfrutes tanto como yo. Lo tengo guardado desde hace tiempo, y me encanta releerlo. El programa Thalassa le dedicó uno de sus programas, y aquí lo puedes ver subtitulado al castellano.