VUELTA A IBIZA EN KAYAK

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Este viaje llevaba meses cocinándose, y una vez más he de agradecer a mi chica que se quedase una semana con los niños, para yo ir a cumplir ésta ilusión. Dar la vuelta en kayak a la isla de Ibiza. Ya empiezo a tener algo de experiencia en esto de viajar en kayak, y aun así he aprendido cosas, y he encontrado nuevos alicientes. Como ya dije, nadie hacia de guía ni líder, y ello implicaba cierto estudio previo del lugar y sus particularidades. No se trata de tenerlo todo previsto, pero la información te va a hacer tomar decisiones correctas.

SALIDA DESDE VALENCIA

Salimos el sábado 18 de junio, desde Valencia con el fast ferry de Trasmediterranea. Tirando de los kayaks cargados con todos los trastos sobre un carrito, intentamos embarcar y no resultó fácil. Gente que hace ésto parece que no pasa todos los días, y los empleados no saben muy bien ni como ni donde embarcas. El tema es que tienes que entrar por donde los coches, con tu kayak y tarjeta de embarque. Nosotros tuvimos el problema añadido de que el barco iba a tope de coches, con lo que no sobraba ni un palmo en la bodega. Por no contar que al próximo fin de semana era el gran premio de F1 en Valencia, y era posible que a la vuelta los coches no estuviesen donde los dejamos aparcados. El principio fue tenso y con muchos nervios y por un momento pensamos que el viaje no se hacia.

Llegamos tarde a San Antoni, y tirando de nuevo de nuestros kayaks cargados sobre el carrito , fuimos hasta el final del muelle, donde en una diminuta cala iba a empezar nuestro viaje. Música chill, cuerpos con poca o nada de ropa, muchos idiomas, varias razas….no habia duda, estábamos en Ibiza. Navegamos unos 5 Km. al norte, escoltados por barcos con música disco, y a tope de chavales colocados. Ese fue nuestro mayor contacto con la cara de Ibiza-fiesta-sin-fin .Nosotros íbamos en busca de nuestro primer hotelito, en cala Salada. Llegados aquí me permito recordar que la acampada libre está prohibida en todo el archipiélago. Con lo que no es recomendable usar tienda, hay que huir de julio y agosto, y ser cuidadoso al elegir el lugar de descanso. Esa noche, al no colocar bien la mosquitera, los mosquitos nos lo hicieron pasar fatal a Jesus y a mí.

UNA ETAPA COMPLICADA

El domingo nos levantamos bien pronto en busca de la primera etapa, la mas delicada puesto que desde cala Salada hasta el Portixol, no hay puntos de salida y estamos hablando de mas de 15 Km. Pillamos mar de fondo importante y viento intenso, lo que nos hizo sufrir más de la cuenta. Me percaté de lo que iba a ser común otras jornadas: que el mar podía estar navegable, pero al girar un cabo, podía ponerse muy mal. Aparte, el navegar en grupo te da seguridad, pero el problema de un compañero también es tuyo. A uno de los Prijon Seayak, le entraba mucha agua, y no podía seguir el ritmo.

Desembarcar en Benirras, fue una bendición, después de varias horas luchando con el viento y las olas, en el que fue nuestro tramo mas duro del viaje. Allí se nos unió David, que alquilaba kayak con Ibiza Mundoactivo. Tras descansar, volvimos a hacer un buen trozo por la tarde hasta cala d´en Serra. Esa noche dormí como un crío después de un día tan intenso.

QUE BIEN CON LA PALA GROENLANDESA

Nos levantamos el lunes un pelin más tarde. El viento había bajado, pero aun así nos encontramos pasos delicados con mar movido. Aun así, mantuve mi pala groenlandesa que es con la que he navegado casi todo el viaje. Es un verdadero tablón y pesa mucho, pero creo que ella tiene la culpa de no haberme hecho ampollas en las manos, ni sentir los músculos doloridos conforme iban pasando las jornadas. Paramos a tomar algo en es Figueral donde también hay supermercado. Ibiza tiene la particularidad que casi todas las calas tienen chiringuito, con lo que aunque no barato, puedes comer y beber en todas partes.

El martes el mar estaba movido por lugares puntuales, aunque la navegación fue muy bien en general. Paramos por la mañana en Santa Eulalia, donde puedes encontrar de casi todo. Comimos en cala Llonga, haciéndonos de okupas del tejadillo de una caseta. Las calas de Ibiza, están llenas de ellas, y sirven desde siglos para que los pescadores guarden sus barcas. Cuando viajas en kayak poder comer sentado en una silla, y no tirado en el suelo, vale mucho. La norma de oro es dejarlo todo como cuando llegaste, y nunca dejar basura. Y si ves al dueño de la caseta, pedir permiso, por supuesto. Por la tarde hicimos una parada en S´estanyol en una de las calas para mi más bellas, y con un local con mucho encanto. Aquí tuvimos que decidir si parar porque se nos acababa la isla o pegar un estirón importante. Ibiza ciudad es la parte más poblada, y el tema está mal para descansar unos kayakers. Pasamos Talamanca, con un mar muy movido.

CUIDADO AL CRUZAR LA BOCANA DEL PUERTO

Como pudimos nos agrupamos para cruzar la bocana del puerto de Ibiza. Pero cuando el mar es una lavadora, la comunicación se pierde con facilidad y los nervios se afilan. El resultado es que pasamos en dos grupos de tres. No pasó nada, aunque el barco del practico, seguramente alertado por algún buque, salió como un rayo….para reñirnos. En realidad me riñó a mi porque era el único que le hice caso, y le hacia gestos de disculpas. Entiendo su cabreo, porque las embarcaciones corren más de lo que deberían, y podemos ser fácilmente invisibles pero por su forma de gritarnos creo que opinaba que éramos unos domingueros inconscientes.

Me hubiese gustado haberme arrimado para que me hubiese contado lo que deberíamos haber hecho para cruzar de forma correcta. Pensé que no valía la pena. El mar se calmó frente playa en Bossa, pero la brisa se me llevaba algo mar adentro. Mis brazos ya cansados , y el efecto vela al llevar muchos trastos encima del tambucho trasero no ayudaban a corregir el rumbo. Así que después de muchos años, saqué el timón y de esa forma no acabé destrozado. Cenamos en la puerta de una caseta, mirando como allí al fondo estaban las discotecas más famosas de la isla. Fue lo más cerca que estuvimos de la fiesta.

EL CAP DE FREUS

El miércoles el mar salió plato por primera vez, y viendo lo poco que nos faltaba de isla, la consigna era de tomárselo con calma. Hicimos una parada en el cap de Freus, donde tuve el susto del viaje. En una zona de arrecifes, me paré para dejar un compañero pasar, y una olilla me dejó encima del arrecife. La siguiente casi me tumba y me lanzó hacia un pedrusco que salia del agua. Puse la mano , y me hice varios cortes y magulladuras dolorosas. La cosa pudo haber sido peor, pero me enseñó que las heridas en las manos, al llevarlas todo el día mojadas, simplemente no se curan y que duelen más.

Estuvimos allí un rato relajados, buceando y explorando la zona. Desde allí se observaba muy bien el paso a Formentera, y el trafico de barcos, que lo hacen peligroso para cruzarlo en kayak. En una de estas, vinieron cinco o seis olas que genera el fast ferry al pasar y se llevaron mi kayak y muchas cosas de dentro del kayak que tuve que rescatar del fondo del mar. Esto mismo, nos volvió a pasar varias veces hasta el final del viaje, con lo que al desembarcar, conviene alejar el kayak de la orilla.

SES SALINES

El sol ya no ofrecía sombra, y tomamos rumbo hacia la playa de ses Salines, la de más petardeo. Cual fue nuestra sorpresa, al desembarcar (por el canal) que la socorrista amablemente nos dijo que no podíamos dejar los kayaks en la orilla, porque era parque natural (¿!?) . Le expliqué que no éramos unos domingueros, y que nunca nos había sucedido algo así en los muchos lugares que hemos navegado….y que vale que fuese espacio protegido, pero que pasaba con los tres chiringuitos de cientos de metros cuadrados ??? .Yo desde luego, no viajo para reñir si puedo evitarlo y además ella no había inventado las normas. Así que cogimos nuestros kayaks y nos fuimos hasta el final de la playa, donde al haber menos pijos al sol, parecía que no molestábamos tanto.

Después de comer continuamos navegando, aunque no corría una gota de aire, y se hizo muy cuesta arriba ese tramo por el calor. Repusimos fuerzas en un chiringo en es Codolar de italianos, y luego continuamos en uno de los mejores momentos del viaje, remando hacia el sol que se iba a dormir. Llegamos a una cala ideal, sin acceso por tierra, con arena y pinos. Lavándome en la orilla una medusa me pasó a centímetros diciendo «va, esta vez te perdono, amiguete».

NAVEGANDO POR ES VEDRÀ

El jueves estiramos el momento de partir porque aquella cala era muy agradable, y la isla literalmente se nos acababa. Pusimos la pala en modo Chill out, y nos dejamos llevar. Pronto apareció ante nosotros Es Vedrá isla mágica con una forma particular y una cumbre de 350 metros. Paramos en cala Vadella a comer y descansar (aquí también hay súper), y en toda la tarde peregrinamos por dos calas más bebiendo cervezas. Preguntamos a un camarero donde descansar, y nos mandó a un cala que era más pequeña que el pasillo de mi casa.

Así que fuimos al atardecer doblando cabos a ver si aparecía alguna cala decente detrás. Pero esta no llegó y se nos hizo de noche en el agua, y tuvimos que bajar en la primera que vimos. Era la noche de San Juan y parecía que íbamos a tener compañía. Por suerte la gente se fue, aunque a eso de las 23:00 un par de pirados bajaron a hacer una hoguera muy grande mientras se hacían fotos y chorradas. Aquello era imán de problemas….y eso pasó, porque unas horas mas tarde, alguien de uniforme vino cuando estábamos durmiendo. Por suerte, no nos dijeron nada, no sabemos por que. Pero tuvimos fortuna.

REGRESO A SANT ANTONI

El viernes ya teníamos que buscarnos sitios donde remar, porque unos kilómetros más adelante estaba nuestro final. El problema es que un intenso viento se presentó sin haberlo invitado. Fuimos hacia la isla Conejera, que nos resguardaba. Pero mis compañeros se empeñaron en doblarla, en vez de desandar el camino, y nos comimos el viento y la grandes olas que levantaba. Otra vez tuve que tirar de timón, porque me daba miedo lo que el viento tan intenso podía hacer con todo lo que llevaba en mi cubierta trasera. después de un mal rato llegamos de nuevo a la isla de Ibiza, y paramos a comer en Cala Bassa, donde David nos dejó para devolver su kayak y continuar su camino en bici. Horas mas tarde el viento continuaba igual, pero debíamos continuar. Navegando muy cerca de la costa lo toreamos. Pasando el puerto de Sant Antoni, tuvimos otro sobresalto, y es que el fast ferry se puso en marcha con un bocinazo. Tuvimos que desandar el camino cagando leches , porque es más rápido que el Correcaminos. Unas paladas mas adelante terminamos nuestra vuelta a Ibiza.

Este viaje ha sido muy agradable por los amigos y compañeros , a los que he acompañado. Una vez más las aletas de buceo siempre me sobran, y hay que tratar de llevar lo mínimo atado en cubierta: dificulta el acceso al tambucho y te hace mas vulnerable al viento. También llevé una pala de playa, que no he utilizado para nada. Y si llevas algo suelto, fuera de una bolsa, nunca lo encuentras en el tambucho. Me han enseñado que a la próxima hay que llevar vaselina, porque si aparecen rozaduras o sequedad va genial. Pero aparte de todos estos detalles, todo ha ido bien, y mi mente ha respondido con entereza en los momentos delicados. Y lo más importante navegando al pie de casas millonarias, barcos de ensueño, y cuerpos Danone, me he sentido el rey del mundo: llevaba casi todo lo necesario en los tambuchos.

Esta crónica no pretende ser una guía, pero si te puede ayudar en tu navegacion por Ibiza, manda un mail ,si me quieres ayudar, por favor comparte en redes sociales con los botones de abajo. Si necesitas una guía de kayak por Ibiza no dejes de visitar esto y descargarla. Si buscas alquilar material o soporte para navegar por Ibiza confía en Martina. Gracias

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