TEST PRIJON SEAYAK

Hoy por diversas circunstancias tocaba gorrear barco y por tanto remar con kayak ajeno. En mi línea de remar con lo que sea y por donde sea, hoy me ha tocado en prenda, un Prijon Seayak. Nunca había probado un kayak de esta marca, y siempre me habían dado malas vibraciones. Hoy mientras escribo esto……pienso igual. Probar cosas nuevas siempre enriquece y te suele reafirmar en lo que realmente te gusta. Hoy quiero mas a mi  Naranjito. En esa línea de probar también iba a llevar la Aquabound stingray que compré para mi mujer.

Lo bueno ya ha empezado en la orilla de la playa. Habían unas olas respetables, y siempre que sales con un barco que no es el tuyo tienes aquello de que pasará con los primeros envites. Nada mas sentarme en el kayak me he encontrado con unas musleras enormes que limitaban mucho el movimiento de las piernas, pese a tener mucho espacio en la bañera. Si, el respaldo muy cómodo, pero por culpa de las enormes musleras llevaba las piernas encajonadas y mas estiradas de lo deseado. Mi cubre Reed y la bañera, no se llevaban bien y me ha costado una barbaridad poner el cubre.

Me he lanzado hacia las olas, y la primera fuerte me ha caído encima y el cubre ha implosionado llenando el kayak de agua. Quedando muchas olas delante, he decidido volver hacia atrás. Por primera vez en mi vida he surfeado hacia atrás, pero ni así me he podido salvar de un mini revolcón. A la segunda ha sido la buena, y he podido reunirme con mis compañeros que me esperaban mar adentro. Nunca está de mas una cura de humildad, pero estoy seguro que ese revolcón ha sido la venganza de Prijon.

El Prijon Seayak seguro que tiene virtudes, pero yo no se las he encontrado. Es lento, y apenas podía cantear por culpa de la postura de las rodillas. No llevaba bajado el timón, y las olas de fondo que entraban me cambiaban el rumbo. Tampoco me he acabado de acostumbrar a aquello de llevar una pértiga normal. La Aquabound iba bien, pero como que me sentía raro al no llevar mi Werner. Por culpa del kayak y o la pala, la cuestión es que he vuelto a sentirme como cuando empezaba: que me resultaba imposible seguir el ritmo de mis compañeros. Era pararme a hacer fotos, y costaba horrores recuperar la brecha.

Que las sensaciones al navegar no sean buenas, no quita lo bien acabados y duraderos que son los Prijon. Por no hablar de su excelente asiento. Este Prijon Seayak merecería una segunda oportunidad cargado como si fuese para viajar, y regulando o desmontado sus musleras.

Con las luces del atardecer en Castellón, las fotos han salido preciosas. Es un placer empezar con solecito y que se te haga de noche en el agua si tienes tu destino cerquita. A pesar de las considerables olas, hemos salido todos como campeones, y es que toda la suerte que me ha faltado al entrar, la he tenido al salir. Aun así siguen sin gustarme los Prijon, y creo que este Prijon Seayak se ha vengado de mi.

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