Hace ya tiempo que mi amigo Manu, me habló de este lugar. El pantano de Canelles se encuentra enclavado entre la serra del Montsec, cerca del Pirineo. Y tiene una zona donde se forma un cañón (congost de Montrebei) que es espectacular. El tema es que para navegar en kayak por el congost de Montrebei , tiene que estar el embalse de Canelles como mínimo al 40 % de capacidad. Ésto, suele suceder hacia el final de la primavera, con el deshielo. Y no suele durar muchas semanas porque durante el verano se emplea el agua para regar.
RUTA DE DOS DÍAS POR CANELLES
Mi idea inicial era haber hecho un recorrido de dos días navegando con mi hijo y el kayak doble, durmiendo en algún punto del embalse. El tema es que normalmente en estos sitios las márgenes son escarpadas y desembarcas donde puedes. Preguntando a gente que conocía el entorno, solo hay dos embarcaderos (ergo sitios donde acampar) el de Corça y el de Blancafort. Como llegar en coche, al primero bien, al segundo imposible. Esto dejaba una etapa muy corta para el primer día, y demasiado larga para el segundo si hacías una ruta circular. Además las temperaturas eran bajas, pese a ser finales de mayo, y eso de dormir en la nada (lejos de la civilización) tampoco nos estimulaba.
EXCURSIÓN POR EMBALSE DE CANELLES
Es por eso que tramé un plan B, y algo que solo he visto hacer a Popeye: navegar con tu hijo y tu chica. Era buena idea porque saliendo del embarcadero de Corça salían dos excursiones de poco más de 15 km. Una hacia abajo por el congost de Fet, y otra hacia arriba por el congost de Montrebei. Todo cuadró especialmente al saber que quedaban tres plazas en el albergue Vall d´Ager, en el pueblecito de Ager, a 7 km de la orilla del embalse de Canelles. Un sitio muy recomendable y familiar para hospedarse, siempre pensando que un establecimiento de éstos debes compartir habitación y baños.
Llegando en coche ya nos pareció preciosa la zona del Montsec. Todo muy verde y con esas montañas tan abruptas, coronadas con paredes rocosas. Cenamos algo rápido y nos fuimos al Parc Astronomic. Había que estar a las 22:00 para ver una peli en la cúpula, y luego observar la luna y Saturno con unos telescopios. Había luna llena y un cielo despejado. No eran muy buenas condiciones para la observación astronómica, pero si para navegar en el pantano de noche. Sin embargo no conocía el lugar, y no era la compañía adecuada para este plan. Es por ello que lo alejé la posibilidad de mi cabeza.
CONGOST DE FET
El sábado a eso de las 10 ya estábamos camino del embarcadero de Corça donde se llega por una carreterita asfaltada, aunque primero dejamos el pueblecito a la izquierda. Una rampa de hormigón llega hasta el agua, pero los últimos 50 metros, como era de esperar son muy empinados, con lo que mejor ser conservador y arrimar los kayaks porteando. Inspeccionando el sitio creo que acertamos en no dormir, porque hay mucha pendiente y mucha piedra suelta. Bien para dormir en furgo, pero no tanto con tienda de campaña. Y aunque Corça esta a poco más de un kilómetro, las rampas son guapas. Como era de esperar hasta que empezamos a remar nos costó un rato largo. Además mi mujer, hacia una año que no navegaba, y no es que se hubiese oxidado, pero le hice la gracia de bajarle el timón del Rotomod Ysak, y no se aclaraba a dirigirlo. Se juntaba que mi mujer tiene unas dotes innatas para palear y que el timón de tanto tiempo sin usar, giraba menos que una peonza de los chinos.
Solucionado el tema, pusimos proa al Congost de Fet. No es que haya navegado en muchos embalses, pero este parecía de poco tamaño, y aunque se apreciaban las marcas del nivel del agua en sus días buenos, luego todo era muy verde. Además pasábamos entre paredes de roca que llegaban hasta el agua.
Íbamos a ritmo muy tranquilo, echando muchas fotos, y vigilando no dejar a mi mujer muy descolgada. Disfrutábamos del paisaje como aquel que sabe que tiene todo el día para navegar un tramo no muy largo. Un día tan bueno solo podía estropearlo el viento, que pensaba que por lo abrupto del paisaje y la previsión no nos iba a afectar. Pero por lo que sea , daba duro en contra a la salida del congost. Arrimándote a alguna pared lo podías esquivar un poco, pero el gran volumen de mi k2, quedaba en evidencia cuando no tenias refugio contra Eolo.
Eché mano antes de hora del recurso que me guardaba por si aparecía el cansancio en mi mujer : el cabo de remolque. Me acordé de mi amigo Carlos, y sus prácticas con la técnica de remolcar kayak. Mas que por lo que aprendí, por la confianza que me regaló. No es la primera , ni la última vez que remolco un buen puñado de kilómetros, pero tenia dudas teniendo que hacerlo desde el lento y pesado k2. Debo decir que la cosa fue bien. Mi hijo me ayudaba remando más que otras veces, y no es lo mismo si el remolcado rema. Además está el bálsamo que supone para el más débil ir juntos, «all the time».
Se acabó el Congost de Fet y se abría de nuevo el pantano, lo que equivalía a mas exposición al viento. Buscábamos el embarcadero de Blancafort. Visualmente no se veía nada, menos mal que lo llevaba marcado en el GPS. Al desembarcar vimos que allí moría un camino sin asfaltar, y que hace años en algo parecido a una península, habían unas masías. Aunque parecía que habían hecho practicas de tiro con ellas. También nos encontramos a un perraco que no sabíamos si quería jugar o mordisquearnos el esqueleto. Menos mal que no se decidió a tirarse al agua, y nos quedamos con la duda.
Después del picnic de rigor desandamos el camino. Llevamos el viento a favor un rato, pero también molestaba. En un momento de tregua, lo que hice es recortar el largo del cabo de remolque para dejarlo en unos tres metros, y llevarlo sujeto a un lado, en la línea de vida. De esa forma menos cuerda va dentro del agua, y creo que te frena menos. El tramo de la entrada al congost hasta el embarcadero se hizo duro. Mas que por el cansancio, por las quejas de mi «tripulación».
CONGOST DE MONTEREBEI
Para el domingo, nos reservamos el trayecto del congost de Montrebei en kayak. Para aclararnos los brutos,es tirar del embarcadero, a la derecha. Como dijo la previsión no habría apenas viento, o seria mucho más flojo que los otros días. Esa jornada íbamos a tener compañía, puesto que venían los amigos de TGnautica desde Tarragona, y mi muy amigo Txus. De todas formas, pretendíamos ir un poco a la nuestra, porque básicamente queríamos terminar pronto, dado que hasta casa teníamos 300 km largos, largos. Es por ello que quedamos que nos veríamos en el agua.
Las aguas calmadas nos regalaban las típicas imágenes de espejo del paisaje. No veíamos la entrada que nos llevaba al congost de Montrebei, y es que lo relativamente estrecho del paso , no permitía verlo hasta que estabas en línea recta. Mas de una vez nos paramos pensando que el camino se terminaba delante de nosotros porque solo veíamos marrón y verde, no agua. Las paredes de piedra se fueron haciendo mas, y mas altas, y el agua de un tono tierra. El polémico puente para visitar caminando el congost de Montrebei, se alzaba como una puerta para colosos. Unas voces nos llamaban desde arriba. Era uno de los muchos grupos que hacían a pie el congost. Impresionaba verlos subir por esas escaleras pegadas a la pared, y su tamaño de hormigas te daba una referencia de la enorme altura de las paredes del desfiladero. Aunque viendo que cruzaban el puente como aquel que vuelve borracho y con diarrea a casa, los impresionados eran ellos. Después de pasar el puente, a la derecha se abre algo parecido a una playa, en la que se puede desembarcar muy bien. Incluso las empresas locales han puesto una banderola para indicar que ahí se puede hacer una parada. Pero pasado ese punto, empieza realmente el congost de Montrebei.
IMPRESIONANTES PAREDES DEL CONGOST DE MONTREBEI
Las enormes paredes del congost de Montrebei en un punto ya no dejaban pasar el sol, y eso que eran las doce del mediodía. Unas paredes de piedra pulidas por siglos y siglos de erosión. Parece que entras en un lugar misterioso, algo parecido a una cueva. Al ir los tres solos, la magia y la paz era mayor. Solo de vez en cuando alguna voz de los excursionistas que te hacen fotos y saludan, rompían la mística del lugar. Conforme avanzábamos, empezamos a sentir la corriente. Pudimos continuar un buen trozo pero llegó un momento que costaba avanzar. Aprovechamos el remanso de un pequeño recodo, para parar a descansar, para contraatacar con la corriente. Sin embargo decidimos darnos la vuelta. El paisaje se abría claramente, lo que marcaba que el congost de Montrebei , se había acabado. Además. se escuchaba el agua, lo que seguro indicaba corriente mucho más fuerte. Por un momento vino a mi cabeza los intentos de remontar la corriente del Mijares con una piragua de pista, allá por la prehistoria. Acababan en vuelco. Dudo que ahora pasara lo mismo, pero al ir en plan familiar lo adecuado era ser conservador.
Dimos la vuelta y nos dejamos llevar por la corriente hasta salir del congost de Montrebei. Hicimos una parada en la playa, para descansar y comer algo. Era un regalazo a la vista ver desde allí el congost. Una vez allí llegaron Txus y su hijo, y el grupo de TGnautica. Esperamos a que entrasen y saliesen del congost, e hicimos un poco de vida social, porque estábamos entre amigos. Nos hubiésemos quedado más tiempo, pero tomamos el camino de vuelta al embarcadero de Corça. No tuvo mucha historia porque volvíamos apurando los últimos momentos en este embalse. Nos marchamos con ganas de volver a la serra del Montsec, máxime cuando cerca también se encuentra otro pantano atractivo: el de Camarasa.
EMPRESAS DE ALQUILER DE KAYAK
Nosotros fuimos con nuestros propios kayaks, pero si no tienes o no quieres llevar hay empresas locales que alquiler de material. No solo te alquilan kayak también te ponen un guía para que visitar el Congost de Montrebei te resulte fácil y seguro aunque no tengas experiencia.
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