Estos días de vacaciones en Xilxes, hemos salido a navegar con el kayak doble Oasis Twin mi hijo y yo. Este verano parece que el tiempo se porta y la mayoría de días son buenos para salir con un k2, y un niño pequeño a bordo. Hoy con un mar aceitoso, tocaba navegar rumbo a Moncofar a última hora de la tarde. El paisaje no es que sea la monda, pero es el que tenemos. Y si la vista no te espanta, los pescadores, te echaran de la orilla…….durante tres kilómetros, hay uno cada cuatro metros. Es alucinante. Me fastidia no poder relajarme y ser una especie de radar de sedales.
EMBARCANDO CON EL KAYAK DOBLE
La salida ha sido un poco accidentada. Al igual que en la llegada, la ola orillera ha llenado un poco la bañera, y el kayak doble se convierte en un armatoste pesado como un piano de cola. Lo peor es que achicar con la bomba de achique…..es como matar moscas a cañonazos. A la segunda ha ido la vencida, y hemos salido como unos campeones. El tema es que esa sensación de llevar un barco altamente inundable, y que poco puedes hacer sin ayuda, en esa situación (y menos con un niño) pues como que mosquea. Sabes que es difícil que pase, pero la posibilidad, acojona un poco, y manda remar muy cerquita de la orilla.
DESEMBOCADURA RÍO BELCAIRE
Y en esas que nos hemos plantado frente la desembocadura del rio Belcaire ,en Moncofar , en tiempos un río, y ahora la salida de un enorme canal seco. Junto esa zona unas rocas sumergidas hacían alguna olilla, y me he animado a pasar. Los sedales a contraluz, me han hecho desistir, puesto que era altamente probable engancharse. Y ha sido al salir hacia afuera, mar adentro, evitando los pescadores de una escollera cuando hemos visto una medusa. Era de unos 20 centímetros de diámetro, y color café con leche. Como nos la habíamos pasado , volviendo hacia atrás para verla de cerca, ha aparecido otra al lado. Y luego otra (las medusas y el barco, nunca se detienen).
Eran las primeras que veíamos este verano, y pensaba que irían solas, pero no. Continuando hemos pillado un banco enorme. Habían cientos, y nos sentíamos como en una sopa enorme. Nosotros seriamos un trozo de carne en mitad del caldo, digo. Algunas incluso parecía que querían salir a tomar aire. Mi hijo se ha asustado un poco porque pensaba que podían saltar cual aliens de peli gore, y devorarnos. Ha sido como una mini clase de biología contándole lo poco que conozco de la señora Cotylorhiza tuberculata, mas conocida como medusa de huevo frito. Se ha tranquilizado, pero tanta ignorancia por mi parte, me recuerda que debo aprender más sobre medusas.
Hemos desembarcado frente a un chiringuito de Moncofar, y nos hemos tomado un refrigerio. Si se puede, cuando vas con niños es recomendable bajar a tierra cada hora, y con estos calores, una sombra y algo fresco es una bendición. Lo mas gracioso es que cuando desembarcas toda la playa te mira (menos las tías buenorras, que van a lo suyo). Debe ser el aburrimiento o que se ven pocos kayaks de esta clase. Hoy ha sido la segunda vez en estos años que he visto un kayak de mar por la zona. Me he arrimado con gozo a saludarlo, pero el tío no estaba por la labor, y ha seguido su rumbo impasible. Ni me ha devuelto el saludo.
La vuelta ha sido con el mismo mar aceitoso, pero con el sol ya casi escondiéndose. Esa luz tan calida, nos ha regalado unas cuantas fotos estupendas, mientras el sol se ponía el pijama tras las montañas. Las medusas habían desaparecido, y eso que íbamos buscándolas. Puede que si estaban y no se veían por la luz del atardecer, o se sumergen para dormir. Debo averiguarlo. La próxima tarde, le toca a mi hija ver de cerca la sopa de medusa a Moncofar.