Este domingo hemos ido a Santa Pola, para navegar en kayak hasta la isla de Tabarca. Esta es una famosa y pequeña isla a unos pocos kilómetros de la costa de Alicante. Es una reserva marina desde hace años, lo que ofrece aguas limpias y agradables para nadar o bucear. Solo hay un pero y son las hordas de turistas, es por ello que la hemos visitado entrado el mes de septiembre. Lo que era en un principio una excursión de un grupo de amigos ha acabado con 30 kayaks (se dice pronto) que nos hemos juntado en el mar.
ESTRENO DEL KAYAK DOBLE OASIS
Para mi esta salida ha significado muchas cosas. Sin duda lo mas importante es que la he hecho con mi querida sirenita (mujer) , a bordo de nuestro kayak doble Oasis. El trazado y la previsión invitaba a un día bueno de kayak, con lo que «engañada» con la promesa de un arroz en la isla, la convencí. Ella tiene unas excelentes maneras para esto del kayak, pero le falla (de momento) la fuerza y el fondo.
Con esta fórmula del kayak doble, yo pongo la fuerza, y ella el glamour, y la cabeza. Ya he visto mas de una pareja (heterosexual) que en el agua, cada uno va a la suya, cosa que en si no es grave, pero el mas lento de los dos siempre se siente desamparado cuando se queda solo. En fin, que bonito ser un tándem dentro y fuera del kayak . Tengo un amigo que dice que los k2, pueden ser una máquina de discutir, pero de momento no es lo nuestro.
BIEN CON EL KAYAK DOBLE
La experiencia ha sido muy positiva por lo bien que hemos navegado con el kayak doble Oasis. Sacamos una velocidad muy decente que nos permitió seguir sin problemas al grupo.
Si, pierdes aquello de
– Aquí la cabeza, ordenamos girar a la derecha
– Aquí los brazos, a sus ordenes, giramos 30 grados !!!!
O lo que es lo mismo, ir por donde te de la gana. Eso no importa mucho en mar abierto, pero si cuando vas pegadito a la orilla. Por contra ganas aquello de que todo en la vida , si es en compañía, es mejor. La formula alternativa, y la clave para una buena navegación es hablarse mucho, y no ser cabezón. La cosa fue bien en las duras (volviendo con olitas) y en las maduras (a la ida con mar plato). En ambos casos el kayak doble iba sin timón, con la dificultad para mantener el rumbo.
EL ENTORNO DE LA ISLA DE TABARCA
El entorno, con unos fondos a-lu-ci-nan-tes, también ayudó a que la experiencia fuese la leche, y un buen precedente para bolos futuros los dos juntos. El oasis no pareció de goma con olas grandes, y su estabilidad es un seguro de vida cuando te entran olas de lado. Por contra, creo que surfear no es lo suyo. también creo que tendremos que ensayar más las salidas de la playa.
Con respecto al bolo…..pues siempre es maravilloso y divertido estar con compañeros de esto de la pala, y amiguetes que aprecio mucho y que nos vemos muy poco como Artamus y Alfonso. Conocimos a gente nueva, comimos y reímos delante de un arrocito en el restaurante Amparin. Pero para llegar al arroz, tuvimos que rodear casi toda la isla de Tabarca. Una isla plana y baja pero de costa escarpada, lo que ofrecía rincones donde disfrutar de un ecosistema auténticamente Mediterráneo. Parábamos a cada momento para disfrutar de la vista de los fondos y la posidonia. Que pena no haber llevado los trastos para hacer snorkel.
REGRESO A SANTA POLA
La vuelta a Santa Pola fue movida. Nada mas embarcar un compañero volcó, y le ayudamos a subir. Pese que no era situación chunga, todos los implicados tuvimos claro lo que hacer, hicimos un rescate y pronto estuvo navegando de nuevo. Bueno, todos no lo tenían claro, porque estaba yo en plena maniobra y vino un kayak por detrás y me golpeó en las costillas con la proa. Por suerte el golpe fue leve, y dio en el mullido del chaleco Chuckle. Otro motivo para no quitárselo nunca. De no llevarlo habría sufrido una cornada por asta de kayak.
Lejos de acabar los sobresaltos la vuelta hasta Santa Pola fue con mar movida y olas que pasaban por la cubierta del oasis. Algún momento estuve nervioso porque no molaba hacer debutar a mi chica en un día tan malo. Sin embargo no se quejó en un tramo en el que algunos volcaron y otros quisieron vender el kayak.
En fin, si algo en negativo se puede sacar de esta travesías es que me he marcado una distancia máxima para ir y volver en un día: 200 km. Más es ir a padecer, hoy nos hemos chupado casi 600 y para unos papis implica tirarse demasiadas horas fuera de casa.