Este sábado he tenido la gran suerte de navegar por la costa de Alicante, por la zona de Javea. He marchado con mi club, con unos compañeros estupendos, y una logística de escándalo. Después de dormir en Calpe, nos levantamos de buena mañana, con un magnifico día soleado. Después del desayuno organizamos el típico lío de vehículos, con tal de tener apoyo en destino y origen. Dejamos mi coche junto a nuestro destino, la torre del castillo de Moraira, y luego fuimos a nuestro destino, las playas de Javea.
LA BAHÍA DE JAVEA
Un mar plato se extendía por toda la bahía. Sol y un agua con una temperatura todavía soportable. Al típico ritual de colocar cada cosa en su sitio y no dejarse nada, añadí el probar mis nuevas adquisiciones. Empezaré por los calcetines Reed de Aquatherm. Son geniales, llegan casi hasta la rodilla, y te permiten meter tranquilamente los pies en la orilla. Es muy gracioso, porque sientes el frío del agua… pero no notas la humedad, porque simplemente el agua no pasa. Solo si el agua llega por las rodillas, es cuando te entra. Combinado con los Crocs, no es nada recomendable en playas que no sean de arena. Se te llenan de piedras, que no salen, y molestan mucho dentro y fuera del kayak. Tengo que encontrar un calzado compatible.
El cubre parecía que iba a quedarse corto para mi bañera, pero llega a la perfección. Si sabes elegir la talla, queda extremadamente tenso, y no acumula agua. A cosa graciosa, mencionar que si golpeas la bañera hace de caja de resonancia y suena como un tambor. El material es muy resistente, y no parece fácil de romperse, o que pierda la forma. Tenia miedo de si este era el material adecuado para un cubre, y creo que si lo es, salvo que las condiciones sean extremas. Como punto de mejora si que cambiaria el color negro, puesto que si que parece que genere mas calor, que uno de neopreno, con la luz del sol. A veces me sentía como una morcilla colgada en agosto.
LA CAMISETA REED
La camiseta, tiene una forma ergonómica. Creo que la descripción mas adecuada es que parece que lleves otra piel. No da calor. El calor me lo daba el propio sol al calentar la prenda negra. Yo iba en manga corta en un día soleado, y digamos que prefiero evaporar, a abrigarme mientras remo. Con otras prendas, te abrigan pero te sientes húmedo, mojado. Esta sin embargo, evita que el agua y el aire traspase. Es verdad que en algunas zonas estira, porque va muy ajustada. De hecho en los brazos me sentí cómodo cuando se arremangó hacia arriba. Una vez que toma su sitio, no molesta. Si que me dio miedo cuando escuche que en algún movimiento, se enganchaba con las cremalleras del chaleco, pero no vi. que quedase señal.
Esperando a que todos los compañeros estuviesen en el agua, empecé a calentar un poco. Pronto emprendimos el camino, dejando atrás la cumbre del Montgó. Hacia el final de Javea, nos encontramos con un grupo de guapas chicas encabezadas por Isabel de Palesimar, y mi Mari Carmen de amicsdelkayak. Tras los saludos continuamos, hasta el final de Javea.
LOS ACANTILADOS
La bahía dejó paso a zonas de enormes acantilados. A diferencia de otras salidas, el sol nos venia de frente, en vez de lado. Es por ello que los ratos de sol se alternaban con los de sombra. Las mejores fotos se tomaban, adelantándote, y esperándoles pasar. De esta forma la luz les daba de frente. Las enormes paredes estaban muchas veces tomadas por enormes gaviotas, muy escandalosas. El sol tan intenso y el agua tan tranquila hacia que el mar en algunas partes tuviese un intenso color esmeralda. Tuve que quitarme varias veces las gafas de sol flotantes para apreciar mejor los colores
Aparte del tamaño de las paredes, fue muy nuevo para mi la cantidad de peñones que se alzaban unos metros hacia dentro del mar. Incluso pasamos por delante de alguna pequeña isla. Yo me arrime a alguna hasta casi tocarla con la mano. Se veían pinos, y monte bajo, pero por desgracia la cima de muchos acantilados estaba tomada por villas y chalets. Pero lo mejor del recorrido estaba por venir. Las enormes cuevas que encontramos. Las entradas eran muy amplias, entraba mucha luz y no era necesario llevar iluminación. Dentro los colores, sonidos y olores era muy especiales. El fondo era tan claro que parecía agua dulce, limpio de sedimentos y totalmente transparente. La orilla de las rocas era de un malva muy intenso. Los techos llenos de estalactitas. Una experiencia excitante entrar con kayak en una cueva.
EL CABO LA NAO
Pasando el cabo de la Nao, nos encontramos con Glenn y otros compañeros que venían en sentido contrario. Tomamos camino de la Granadella, y allí hicimos la parada para comer. Allí tuve la anécdota de la jornada, cuando me despisté un momento y cuando me giré una gaviota enorme picoteaba mi bolsa de comida. Cuando me quise dar cuenta me había esparcido toda la comida por la playa. Sin hacerlo muy largo, volvimos a embarcar para llegar antes de oscurecer a destino. Al salir del refugio de la Granadella, nos encontramos algo de viento que nos entraba de proa.
El mar se había picado un poco, y el grupo nos separamos de los acantilados. En esas circunstancias tome un ritmo intenso en el cual me adelanté al grupo. Con estas olas pequeñas pero de mucha frecuencia, el sea wolf se encontraba de maravilla, manteniendo el rumbo sin problemas. Alguna vez si la proa montaba con fuerza la cresta de la ola, volvía a bajar con fuerza, levantando agua que me mojaba la cara.
En menos de lo esperado por mi, me reuní con un compañero frente a Moraira. Allí esperamos al resto del grupo, y llegamos hasta nuestro destino, el castillo de Moraira.