Este año está siendo raro y se están torciendo muchos planes que tenia de excursiones o viajes. Puede que por eso me plantease hacer algo diferente. Tampoco era fácil porque poco me queda por navegar en Castellón. Como mi cabeza se mueve rápido para conciliar la vida deportiva y la familiar, lo vi claro. Navegar desde Benicassim a Almassora. Iba a aprovecharme que mi mujer y mis hijos iban a un cumpleaños a esa playa, y ellos me podrían recoger. Si salía a la hora debida, tendría incluso tiempo de tomar una cerveza y hacer merienda-cena. Ya he ido en bici a una boda y a un velatorio.
Por que no ir en kayak a un cumpleaños ??
Por aquello de hacer un poco de deporte, y de que cada vez me da más pereza usar el coche, fui hasta Benicassim como otras veces con mi bici eléctrica. Los 25 km que tenia por delante cayeron en unos 45 minutos, pero lo importante es que los disfruté. Es verdad que tardé un poco más de lo esperado en echarme al agua. Pero tenia que regular los pedales de mi Rotomod Ysak, y colocar a buen recaudo las barras y cinchas para luego poder transportar el kayak en el coche.
La tarde desde luego era genial para navegar. Mar Mediterraneo muy tranquilo y con una brisa sureste, lo que significaba que iba a tener viento en contra. El cielo estaba despejado, y todo invitaba a que la noche te pillase en el agua, puesto que estábamos en luna llena. Pero ese no era el plan…solo una opción.
Desde el principio puse proa apuntando las grúas del puerto de Castellón. Eso significaba hacer un recto en la bahía que se forma al norte del puerto. Se trataba de llegar sin mucha demora al destino. Sin embargo la ligera brisa frenaba un pelin mi avance, aunque hacia muy agradable el remar. Todo no se puedo tener. Tener calma chicha implica en este tiempo, significa calor agobiante al darle a la pala. Comprobé una vez más que no mola navegar un poco pendiente de llegar a una hora a un sitio.
Remar en kayak tiene su ritmo , su tiempo y sus sensaciones… y si vas pensando que no llegas… o que tienes que terminar, pues no disfrutas. Tampoco es que me volviese tarumba por llegar a un cumpleaños de niños….pero me había hecho una mala previsión de que me costaría dos horas el trayecto, y pronto me di cuenta que no iba a ser así. También creo que pese a que no estoy mal, se nota que remo algo menos que antes, y el ritmo es algo menor.
MOMENTAZOS DE LA TRAVESÍA
Como momentazos, nombrar que me paré porque una pandilla de peces (puede que doradas ??) estaban de plena cacería, y salían por turnos en busca de su presa. Normalmente la sombra del kayak ahuyenta los peces, pero esta vez estaban muy a lo suyo, y se veían los chapoteos a pocos metros. También se arrimaron algunas gaviotas, a ver que pillaban. También me paré a saludar al velero que estaba haciendo prácticas.
Por un momento sentí envidia porque desde que me aficioné al mar con el kayak, he sentido ganas de aprender vela, y nunca encuentro el momento ni el empujón. A las dos horas de navegar me encontraba a tiro de piedra del muelle de levante del puerto de Castellón. Estaba cansado, pero haber desembarcado, hubiese supuesto perder mucho tiempo. No recordaba la perspectiva que se tiene desde este punto. Se veía Oropesa (desde dentro de la bahía te lo tapa la montaña) y el mas de kilómetro de muelle.
Solo había remado una vez por aquí, y no fue muy, muy agradable. El muro rebota las olas que da gusto. El agua parece negra, y por la tarde tapa con facilidad el sol lo que da un aire tenebroso. Además los barcos circulan a toda caña por la zona de la bocana y levantan una ola peligrosa. Todo el mundo con experiencia con lo del kayak saben que navegar el entorno de un puerto…..cuidadin. Me separé del muro esta vez, y con calma fui a la búsqueda de la entrada. Pocos barcos entraron y salieron.
Me asomé a la bocana, y uno, dos y tres……allá que fui. Estaba un pelín movida la zona, y cuando estaba a mitad de gritar «barrera» escuché el bramido de un remolcador, que parecía que iba a salir de puerto. Dudé un momento si continuar o dar la vuelta (típico) y esta vez elegí tirar hacia delante a toda pala. Fueron unos momentos malos hasta que vi, que solo iba de un punto del puerto a otro, con lo que no iba a salir, que era donde yo estaba.Ya en el refugio del muelle sur, paré a descansar y mi atención se fue a la mano izquierda donde tres ampollas me dolían horrores. Algo raro que no recordaba que me hiciese mi pala groenlandesa.
Esta zona era nueva para mi en kayak, aunque sabia que no había mucho que ver. Si que encontré algo gracioso, y es que al final del muelle sur, los cormoranes encuentran refugio en una pequeña repisa del muro, que han convertido en su hogar. Resulta interesante ver como se adaptan estos bichos al mundo humano. Luego vino la planta petroquímica a la derecha, y la plataforma de carga a la izquierda.
Se suponía que tenia que llegar donde mi familia me esperaba. Pero dado que la referencia era muy mala (estamos junto unas palmeras), estaba cansado y dolorido, y ya me pasaba del horario….fui yo quien llamé que me viniesen a buscar a un lugar que conozco de sobra. Allí hizo mi hijo su curso de kayak.Vino mi familia, y tocó la rutina de montar las barras que traía en cubierta del kayak, y montar todo en el coche. Luego descargar y descansar.
El mazazo vino a la mañana siguiente. Estaba medio dormido en la cama recordando lo del día anterior, cuando me sobresalté al notar que algo me faltaba. Mi pala groenlandesa no había estado dando tumbos dentro del coche lo que significaba que no la había cogido. Volví a repasar los momentos del día anterior , y no se muy bien lo que hice con ella. La dejé flotando en el agua, o en la orilla. El tema es que no la dejé en su sitio habitual , dentro de la bañera, ni al lado del kayak. Y por culpa de ello ,y que además no repasé si llevaba todo en el coche….allá que la dejé.
«No pasa nada, quien va a cogerla ?» me fui enseguida buscarla de buena mañana…..pero ya no estaba. Incluso estuve curioseando por si el mar la hubiese dejado entre las rocas. Pero no. La había perdido. Esta es la segunda pala que pierdo, si bien la otra la recuperé. Pero esta me ha dolido. Era mi pala preferida. Una pala groenlandesa que yo me había hecho y que pese a que era pesada, me había dado muy buenos momentos.
No quiero pensar que alguien la cogió para su hoguera de San Juan, y solo espero que la corriente se la haya llevado mar adentro, y reciba el final que se merece.