La pala del verano ya va dando sus ultimas paladas. Vuelve con casi toda normalidad el trabajo, el cole, las colas y la rutina. Estirando los últimos días de vacaciones y un poco espoleado por el viaje kayakero a Cabo Tiñoso, que no no pudo ser, se me ocurrió hacer el embalse de Siurana. Este pantano está en la comarca del Priorat en Tarragona, y aunque de pequeño tamaño, no me habían hablado mal de el.
Una llamada a Txus, que sin problemas monta una salida enseguida, y organizamos un día de kayak+niños. Este es mi segundo pantano, y no es que me vuelvan locos, pero sabes que es mas fácil navegar en ellos, porque se supone que son aguas tranquilas y puedes hacer rutas circulares. Son aspectos importantes cuando quieres kayakear con niños. Yo lo veo kayak de secano, y aunque me gustan mas los ríos, hay que probar este tipo de navegación y no dejar que te lo cuenten. El plan era simple : acampar el día de antes en el camping particular de Txus (su casa), y salir pronto de Cambrils para el pantano de Siurana. Navegar, comer y volver a Castellón.
CON AMENAZA DE LLUVIA
Todo era perfecto, menos la previsión del tiempo, con mucha posibilidad de lluvia ese día, y casi certeza de una tormenta. Aun así nos la jugamos, puesto que un chaparrón a principios de septiembre es algo soportable, y en caso de apuro el pequeño tamaño del embalse, nos permitiría salir del agua en poco tiempo. Luego sobre el terreno, vi que aunque el pantano de Siurana estaba casi a tope, se podía desembarcar por muchos lugares con mas o menos fortuna. Si ya tenia el ojete apretado con el tiempo, no ayudó mucho a relajarlo el panorama de nubarrones y viento huracanado que tenia en Castellón, camino de Cambrils.
El sabado amaneció muy nublado. El camino hasta el pantano de Siurana desde Cambrils, fue entretenido. Fuimos dejando atrás el típico paisaje mediterráneo de costa, para introducirnos en el del parque del Montsant. Arriba de algunas montañas las paredes de roca, daban color a los viñedos que han dado fama a esta comarca. Intentaba no fijarme en los nubarrones. Buscar un lugar para aparcar y llevar con dignidad (como dice Txus) los kayaks hasta el agua, no es tontería. En el mar, es importante, pero en un embalse más si piensas que el paisaje puede variar mucho en función del nivel de su capacidad.
Como iba a orificio humano abierto, me dejé llevar y aparcamos al principio de la presa donde un camino de tierra nos permitía bajar los tres kayaks. La escuadra estaba formada por dos papas en sendos k2, con los peques, y el hijo mayor de Txus, en el Patrice. Viéndolo navegar con el kayak de papá me convencí una vez más que es un poco tontería comprar un kayak especifico a un adolescente/niño español del siglo XXI. Salvo para un uso intensivo, un kayak de adulto va muy bien para un chaval de mas de 11-12 años, que dicho sea, suelen ser grandotes.
ALQUILAR KAYAK
Si no quieres o no puedes llevar kayak en el pantano de Siurana , hay una empresa que los alquila. Los conocía, pero sobre el terreno vi que tenían buena cantidad de kayaks e infraestructura. Y de hecho vimos bastante gente con autovaciables y canoas de alquiler. Una vez en el agua, no hubo mucho donde elegir, y dimos la vuelta al embalse: primero hacia la izquierda, y luego hacia la derecha. Y en medio, el peñasco con el pueblo de Siurana ,arriba ,como un verdadero nido de águilas. Los nubarrones estaban ahí, solo esperábamos que no empezasen las hostilidades. La vegetación no era gran cosa, pero navegar sin casi ver una casa daba buenas sensaciones. Tampoco recuerdo ver basura, y el agua se veía muy limpia. El sol se animó a salir.
Tras dar una primera vuelta, cogimos el lado derecho del embalse en busca del río Siurana. Se formaba una playa natural de cantos, y unos metros mas adelante unas rocas formaban una cascada, donde los niños se remojaron un rato. El nivel del agua, nos dejó remontar por dentro del arroyo un poco. Fue algo así como barranquismo de alpargata, y donde nos llevamos unos cuantos resbalones. Los mas valientes se dieron un chapuzón en el pantano. No llevábamos almuerzo y la barriga nos empezó a decir que era hora de volver para buscar un lugar donde comer.
NERVIOS Y TENSIÓN
Uno de los niños se hizo algo de daño y los nervios se apoderaron un poco de todos. Lección : no hay que apurar la hora de la comida, porque todos nos ponemos tontorrones con el estomago vacío. De vuelta, mi hijo me quitó un par de veces la Werner Camano, lo que fue una constante durante toda la excursión. Uno se siente orgulloso de ver lo bien que rema, pero también se siente un poco gilipollas al remar con una pala esquimal infantil, que en mis manos parece mas el palo de un polo. De vuelta mi niño desembarcó en una peque isla. Se lo habia prometido a la ida, y los peques no suelen olvidar esas promesas. Yo hice como que lo dejaba allí y que tenia que llegar a la orilla nadando, aunque debo ser un actor malísimo, porque no coló.
Terminamos de remar y tocó el ritual de recoger todo de nuevo y subirlo a los coches. Una reflexión que me llevo , es que si en casa inculcas que recojan la mesa y sus cosas. Cuando vamos en kayak, también podrían participar a poner todo en el coche. Las nubes se cerraron de nuevo mas oscuras que antes, ya si se puso a llover no lo se, porque atrás quedó el pantano de Siurana. Aquí puedes ver el vídeo que hice en Siurana