El kayak más caro existe. Lo fabrican en Nueva Zelanda, los mismos que hacen barcos para la Copa América. Personalizable al gusto del futuro comprador y hecho por encargo.
El Kayak 1 lo fabrica McLellan Jacobs en fibra de carbono y teka, con detalles en latón dorado. Aspectos como el color o los acabados (cañeros, soportes para la bolsa nevera, o inserto para la sombrilla) quedan a gusto del cliente. Fácil de transportar por su peso (entre los 16 y los 18 kilos) y de guardar con sus 3,36 metros de largo y 79 cm de ancho y una profundidad de 33 cm. El precio no se da, pero seguro que vale más de lo que mucho podriamos pagar (la chica de la foto va aparte). La pala la venden con el kayak.
Este juguete seguro que lucirá en la popa de algún yate 100 veces más largo, como capricho para esos días tontos en los que «no bajo con la motora a comer langosta al restaurante de la playa». O en una publicidad de perfume de turno. Estéticamente tiene un diseño rompedor gracias a las lineas que ofrece la construcción en fibra, muy diferentes a las de los kayaks autovaciables en plástico. La teca y el latón le dan un aire clásico y atemporal. Como ejercicio de estilo y lujo está bien, pero tiene pinta de ser una parrila con un poco de sol. Imaginarlo con otro color más amigo de los rayos solares, para mi ya pierde glamour y belleza.