Estas navidades he tenido la suerte de pasarlas pegaditas al mar. Con unos días excepcionales de mar tranquila y solecito. Las obligaciones familiares y la pereza me han impedido remar mas de lo que me hubiese gustado. Al no quedar con nadie siempre encuentras una razón para quedarte en la cama. Estos días de 2012 parece ser que había una alineación o conjunción astral que según una teoría milenaria de los mayas, suponía el fin del mundo conocido.
Todo este rollo no es nuevo, puesto que ya he vivido alguno, y la tontería que genera en medios y redes sociales. A lo mejor la gente no se para a pensar que este Apocalipsis se cocina a fuego lento, y se come frío. Y no se si por motivos astrales, este 28 de diciembre del 2012, día de los santos inocentes, había un mar plato, sin viento y era luna llena. Y para postres un cielo despejadísimo. Se trataba de aprovechar esta cadena de elementos, para esperar la noche en el agua…..y en soledad. Todo elevado al cuadrado con el frío del invierno. De tontos habérselo perdido.
Por eso embarqué con apenas dos horas antes de la puesta del sol, que en esta parte del mundo es en el oeste, y por tanto en las montañas. Se trataba de encontrar la noche, y no que me llegase. Antes de embarcar estuve colocando en proa, en mi soporte, la GoPro (de las primeras) de mi amigo Key, para grabar un video. Quería conocer en primera persona como va esta cámara.
Viendo luego el resultado en casa, no está mal por el amplio ángulo que saca lo que la hace ideal para actividades de aire libre como el kayak, puesto que «salen» mas cosas en el plano. Por contra los colores son así un poco como de Cinemascope. Decir que esta es de las primeras GoPro, y ahora han avanzado mucho en calidad y resolución. El próximo día a ver si me animo a hacer mas experimentos con ella.
Nada más embarcar ya vi lo transparente que estaba el agua tras tantos días de calma. Y es que el mar estaba limpio y despejado como el cielo. No vi nada de basura flotando ni ningún pájaro volando. Todo era soledad y frío, aunque se llevaba bien con el solecito que tenia de cara. Empecé un poco fuerte, envalentonado por el estupendo mar, pero tuve que parar porque no me sentía bien. Y es que siempre hay que comenzar de forma muy suave. O hacer estiramientos.
Llegué hasta la ralla de Benicassim, y tras descansar unos minutos me volví. Fui parando alguna vez para ver como se escondía el sol, lo que me dejó unas preciosas fotos. Al final desapareció la bola de fuego, pero quedó una banda ocre sobre el horizonte, que daba a la superficie del mar el aspecto de una enorme burbuja de jabón. Que pena que no grabase la GoPro, y es que apenas comprime el video y en 40 minutos se había pulido la tarjeta de 2 gb.
Llegué hasta mi playa donde tenia que desembarcar. La claridad se esfumaba y la deseada luna, no aparecía. No soy entendido en temas del cielo, pero se que la luna no siempre aparece al momento de ponerse el sol, y me decidí a darle una oportunidad, aunque temiendo, que se me acabase la paciencia. Es por eso que tranquilamente me puse a esperarla, mientras la oscuridad me envolvía y volvía imposibles las fotos (decentes). Y tuve premio porque pasados unos 20 minutos , en el horizonte, detrás de un saliente donde esta la torre Colomera, una enorme luz asomó. O eran extraterrestres, o la luna. Y un enorme disco dorado fue saliéndole noche, redondo y brillante: la luna.
Me deleité mirando como poco a poco iba apareciendo su forma esférica. Y como una polilla no pude evitar remar hasta ella, para verla mas de cerca, porque el tamaño era importante, como en las pelis. Ya había remado de noche. Pero así con frío, y solo, tenia un sabor especial. Me quedo con la cara de los que me encontré en la playa que me vieron desembarcar en plena noche. A mi me daba igual porque había vivido un momentazo en mi vida kayakera, y eso queda para uno.