Llegue a la hora acostumbrada el club. Era un gran día, iba a probar el POLI PRO SCUADRON y el mar tenia una pinta estupenda para probar sin miedo un nuevo kayak.
Es un precioso kayak blanco hecho de fibra, y que vende Riumar. Es un modelo minimalista, muy simple, con solo lo imprescindible. Su casco es redondo con todo lo que supone para la estabilidad primaria. Dos puntos a su favor es el gran tamaño del marco de la bañera y su generoso espacio interior.
Ya al descargarlo de su estantería noté su poco peso, vaya que es ideal para manipularlo. Lo puse en la rampa del puerto y comencé el ritual previo al embarque. Puse unas espumas en los laterales del asiento, y me adapté el largo de la pedalera. Coloqúe como pude mis accesorios en cubierta (flotador, bomba, cámara, agua….) puesto que este modelo solo lleva unas pocas gomas donde sujetar el equipaje. Ya estaba ansioso por estar dentro del agua, cuando me di cuenta que no cabían ninguno de mis cubrebañeras. Víctor, gentilmente me dejo el de un compañero. Era la primera vez que empleaba uno de neopreno, y me tuve que acostumbrar a la presión que ejerce en la barriga.
SENSACIONES NAVEGANDO
Una vez en el agua, las sensaciones fueron muy buenas. Se nota la ligereza del Polipro Scuadron al palear. Guarda mucho la dirección, e inclinando un poco, cambia de rumbo con mucha facilidad. En un kayak así, es fácil poder prescindir del timón si hay buena mar. La estabilidad es buena y puedes inclinarte bastante, y no me dio inseguridad a pesar de venir de un modelo muy estable como el rotomod Ysak. Solo tenia miedo de al igual que cuando probé el S´trenc la postura se volviese muy incomoda a los pocos minutos.
Este kayak en concreto llevaba una riñonera mínima y muy adelantada, con lo cual esto supone un cambio radical respecto mi kayak habitual. Mi cuerpo no estaba en la misma posición aunque por contra puedes echar la espalda muy hacia atrás, lo que me imagino que tiene que estar muy bien para esquimotear. Las piernas tienen mucho espacio en este kayak, y es muy fácil entrar y salir con una bañera tan grande. Unas musleras más amplias serian bienvenidas. Solo noté que las piernas me resbalaban con el borde de la bañera debido al sudor. Temía que debido a la fuerza aplicada se saliese la rodilla de su apoyo, y ese movimiento brusco me hiciese volcar. Bueno esto es algo de fácil solución con unas tiras de espuma, aunque esto solo lo puedo hacer el día que sea mío.
El kayak fue probado estando el mar como un plato, pero en ningún momento sentí miedo de volcar. No creo que sea especialmente rápido aunque la ligereza se nota mucho respecto a mi Ysak y se puede mantener un ritmo superior que con cualquier modelo de plástico. Tampoco noté a faltar especialmente la falta de timón algo que habla muy bien de este modelo. Guardaba el rumbo con mucha facilidad.
NAVEGANDO CON LA GENTE DEL CLUB
Salimos de la bocana del puerto camino de la piscifactoría que se encuentra tres millas mar adentro. El mar era un verdadero plato y era un medio ideal para mover el Polipro Scuadron. Su proa afilada cortaba mucho la superficie y creaba sendos flujos de agua a cada lado de la nave. Hice algún pequeño pique con algún compañero, aguantando con dignidad el ritmo. Remaba con cuidado con tal de que un palazo demasiado fuerte me desequilibrase y diese con mi cuerpo dentro del agua. Tardamos un poco mas de lo pensado en llegar a la piscifactoría, con lo cual aprecias que las distancias en el mar engañan mucho.
Una vez allí el soleado día y la claridad de las aguas nos regalaron el ver como cientos de grandes peces nadaban bajo nuestros kayaks. Incluso algún grupo numeroso subía a la superficie pensando que nuestras siluetas eran comida. Fue un momento agradable de charla, donde todos lamentamos no haber llevado encima comida o algún anzuelo.
Tras un rato nos encaminamos a la costa, buscando un sitio cercano. Íbamos en un grupo cerrado, charlando, aunque yo me descolgaba un poco de tanto en tanto, para tomar fotos. En esta situación vi. como podía mantenerme relativamente bien en formación con mis compañeros a una corta distancia, sin chocar. Pasamos por alguna zona de ligera corriente, y no tuve problema con el Polipro Scuadron. Tampoco sufrí cuando algún barco nos regalo con la ola que formaba su estela. Llegamos a nuestro destino, la cala de la Renegá. Bajé a tierra sin problemas y aproveché para fotografiar mejor mi eventual kayak. Me di el que creo será el último baño del verano, en unas aguas trasparentes con pececillos pululando.
Antes de volver a puerto me adelanté la pedalera con tal de que mis pies no fuesen tan extendidos. El cambio fue para mucho peor porque al elevar la altura de las rodillas notaba cierta inestabilidad. Además mis riñones se clavaban en la riñonera y la postura se iba volviendo cada vez más insoportable. Por suerte el camino hacia el puerto era corto, sin embargo aproveche para navegar muy cerca de las rocas. Ahora estaba en una mar un pelin movidilla, y las sensaciones que transmitía el Polipro Scuadron continuaban siendo muy buenas. Me sentí mucho mas seguro de probar en un futuro otros kayaks en condiciones diferentes a un mar en calma total.
Ya dentro del puerto, lamenté tener que devolver para siempre un kayak que marchaba tan bien. Ahora no se lo que pasará cuando vuelva a mi Ysak.