Hoy era fiesta nacional en España. Pero no va de toros. No, tampoco era el aniversario de la victoria en el mundial de fútbol. Era el día del Pilar, la hispanidad, las Fuerzas Armadas y unos cuantos apellidos más. Yo lo he aprovechado con una sesión de kayak after hours. Hoy, hasta he tenido que esperar en la orilla, que hubiese claridad porque amanece muy tarde. En realidad esta sesión de navegación ha comenzado corriendo, puesto que al hacer el repaso mental de si «lo llevo todo o me falta algo» he caído, que me había dejado en la puerta agua, cámara, y cartera…y he vuelto a toda velocidad. Con todo en su lugar me he echado al agua.
Hoy el cielo despejado me ha regalado un amanecer chulo. Era fácil parar a cada palada para fotografiar la bola de fuego que iba creciendo, allá en el horizonte. Las fotos han sido de concurso. Prefiero que esta vez ellas hablen por mi. Era difícil no respirar hondo, y sentir eso, la simple alegría de sentirte vivo. Disfrutar de la calidez que daba esa luz a todo a lo que ilumina. Creer que formas parte de todo lo que ves. Imposible que los rollos, penas y neuras no se fuesen al fondo del mar a visitar a Bob Esponja.
Las paladas de mi esquimal me han llevado hasta el club nautico de Oropesa. Con muy buenas sensaciones y sin mucho que contar que no haya escrito ya. Como ya he dicho hay días buenos y otros no tanto, y el de hoy ha sido antológico. Me han acompañado dos palistas y luego nos hemos encontrado tres mas. El sol estaba mas alto, el fondo se veía casi perfecto. La luz todo lo cambia, incluido el aspecto. El silencio de la ida, lo he cambiado por la charla ( y sonrisas) con Julio, Beatriz, y luego Antonio. Si señor. Kayak amigos, luz, sal, risas…..buen brebaje para el alma. Un almuerzo con su cerveza, hubiese sido un final feliz, a tan estupenda día kayakero. Pero cual Cenicienta tenia que volver a casa, y no ha podido ser. Me esperaban para preparar una barbacoa, pero eso ya es otra historia.